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Actualización de madrugada

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Lugar: Cantabria, Spain

jueves 12 de marzo de 2009

FIRMAS: Isabel San Sebastián, Raúl del Pozo, Erasmos, Carmen Rigalt, En la Red, Luis María Ansón, Francisco Sosa Wagner



LA TRASTIENDA
ISABEL SAN SEBASTIAN
Metamorfosis de Zeta

Las cejas circunflejas se le han invertido y deslizado hacia la boca, hasta colocársele bajo los ojos en forma de bolsas ominosas, fiel reflejo del peso que carga sobre la chepa. La sonrisa se le ha congelado en la cara. Hasta esa mano que agita mecánicamente en los discursos, creyendo enfatizar sus palabras, parece más torpe y más blanda. La baraka se le ha agotado. El talante no paga la hipoteca de millones de parados. Sus trucos de prestidigitador indignan al respetable y cada día está más solo. No es que Zeta exhiba unas ojeras dignas del Guiness de los records, no; es que todo él se ha convertido en ojera.

Cuando se cumplen el primer aniversario de su segunda victoria electoral y el quinto de la masacre terrorista que le catapultó a La Moncloa, el presidente se muestra ante toda España en su auténtica naturaleza: la de un político mediocre, sin formación ni grandeza, que encabeza un Gobierno cataléptico incapaz de hacer frente al tsunami económico que nos azota o incluso de ofrecer, en su defecto, algo de esperanza a una sociedad lógicamente atenazada por el miedo. Las mentiras con las que negó una y otra vez la crisis en vísperas electorales han demostrado tener las patas tan cortas como la capacidad de maniobra de ese vicepresidente suyo sonado, arrinconado en la lona, que únicamente aspira ya a marcharse.

Ninguno de los parches improvisados sobre la marcha con redoble de cartelería ha creado hasta la fecha un puesto de trabajo.Los capotes desplegados por sus adjuntos con el fin de engañarnos (espías, aborto, juicios al franquismo, etcétera) no atraen a nadie. La prensa amiga podría hacer más por auxiliarle, pero anda metida en un socavón financiero de proporciones sísmicas, que le lleva a pedir contrapartidas de boletín cuya satisfacción sería muy difícil explicar en estos tiempos de vacas escuálidas.El electorado gallego ha dado la espalda a los excesos de su partido, entregado al BNG y al mobiliario de lujo. Los vascos han hecho añicos sus planes de reeditar en Vitoria algo muy parecido al Tinell, condenando a Patxi López a entenderse con Basagoiti u olvidarse de catar las mieles de la Lehendakaritza. Hasta la bronca del adversario parece amainar, para desgracia suya, en la medida en que el PP empieza a paladear las mieles de un probable triunfo europeo.

Zapatero naufraga en su propia incompetencia sin que haya socorro de Obama ni conejo en la chistera capaz de iluminar la negrura de sus ojeras. Está dando la medida de su verdadera talla. Quienes vieron en él a ese líder que anhelaba la izquierda mundial deben estar ya consultando con un especialista en gafas.

ZOOM
CARMEN RIGALT
Somos unos mansos


UN DIA a la semana, generalmente el sábado, me entrego a una actividad terapéutica. Por ejemplo: ver la tele debajo de una mantita.Me gusta mucho. Tanto me gusta que a veces hasta me duermo. El sueño no es una respuesta de hastío, sino de placer. Y como digo la tele digo el cine. Sumergida bajo una mantita (la misma), me dispongo a ver una de esas películas que la crítica considera obras maestras. No falla: a los 10 minutos ya estoy sopa. Afortunadamente, mis sueños son cortos, así que empalmando los minutos de lucidez que quedan libres entre sueño y sueño, logro hacerme una idea de la película.

La televisión es un animal de compañía. La pones bajita y te arrulla. En mi caso, si no veo la tele, no duermo. Tema aparte es que crea lo que dice, aunque a veces estoy a punto. Entonces desarrollo una sintomatología que dura tres días. Hablo sin hablar en mí, tipo ventrílocua, y digo cosas que habitualmente no están en mi vocabulario, como «argumentar», «Estado de Derecho», «asignatura pendiente» y «dicho esto». Cosas que sirven para rellenar pero en las que nunca pienso. O sea, doctrina. No existe una sola doctrina, sino dos o tres; como tampoco existe un pensamiento único, sino varios, aunque si te fijas, todos se nutren de las mismas expresiones.

Sumida en el trance hipnótico de la mantita yo no suelo fijarme mucho, pero mi subconsciente es una esponja y lo absorbe todo.Así que nada más abrir el ojo empieza a emitir señales. Los hombres de mi casa dicen que incluso dormida pronuncio frases sicalípticas del estilo «como no podía ser de otra manera». Ellos no lo saben, pero cuando eso ocurre, estoy soñando. O sea: sueño que estoy en una tertulia (como no podía ser de otra manera, claro).

La gente imita a la tele, ese animal de compañía que proporciona hogar y doctrina. Se empieza diciendo «como no podía ser de otra manera» y se acaba poniendo a parir a ZP. En este mundo nuestro, las palabras aparecen antes que las ideas. El mimetismo es al lenguaje lo que el contagio a la gripe. Ahora todos hablamos igual. Igual que la tele, quiero decir. El habla es el mensaje.No somos conscientes porque la inercia nos lleva como el agua lleva al río. Es una música familiar que taladra el cerebro con la potencia del berbiquí. Cada nota aporta una brizna de doctrina, y muchas notas seguidas conforman el catecismo sinfónico. Nos hemos vuelto incapaces de articular una sola nota fuera del pentagrama orquestado. Somos unos mansos.

ERASMO
Al Sol I

PREDESTINACION, acaso casual: pitecántropos cantan el Cara al Sol falangista en el Pub «La Caverna». El Liverpool proletario, sus «Trade Unions» de la primera revolución industrial, allí los Beatles, etecé. Perpetró su letra de luceros y camisas el fascista Sánchez Mazas, ministro de Franco, «un miserable» (sic: Rafael Borràs), de los «sujetos más rastreros, cobardes y miserables» (otro sic: Gregorio Morán). Bien lo vio George Harrison: «Here comes de sun». Y 4-0. («Little darling»).

EN LA RED:
La inmensa mayoría de los internautas cree que no se puede pasar de curso con cuatro suspensos




Los ciudadanos han recibido muy bien la sentencia del Tribunal Supremo que anula el Real Decreto del Gobierno sobre Bachillerato.Este permitía a los alumnos de Bachillerato matricularse de 2º curso, aunque hubieran suspendido cuatro asignaturas de 1º. El 94% de los participantes en nuestra encuesta está de acuerdo con el fallo del Supremo. Sólo el 6% de los internautas cree que la sentencia será perjudicial para los estudiantes.

EL DEBATE DE HOY

¿Le parece bien el cierre de la Comisión de investigación por espionaje en la Asamblea de Madrid?

Si quiere participar, puede hacerlo en la sección de Opinión de elmundo.es hasta las 20 horas de hoy.

TRIBUNA / DESCENTRALIZACION POLITICA:
Meditación sobre la caza y el Estado


El autor critica que algunos hayan descubierto ahora los males de la fragmentación de las competencias - Reivindica el fortalecimiento del Estado, cada vez más inerme, para luchar contra la crisis económica

FRANCISCO SOSA WAGNER

Algunos se enteran ahora de que en España se necesitan 17 licencias para cazar como se necesitan 17 licencias para pescar. Entre ellos se encuentra el presidente de Andalucía, mi viejo amigo y compañero de Facultad Manuel Chaves, quien -sólo después de que saltara a los medios el episodio del ya ex ministro de Justicia Fernández Bermejo- ha calificado tal sistema de «poco lógico» en declaraciones subrayadas por este periódico.

Y acto seguido, Chaves confíaba en que «los consejeros de Medio Ambiente de todas las Comunidades Autónomas, junto al Gobierno central, lleguen a un acuerdo para que haya una licencia de caza válida para todo el territorio nacional». Es decir, que el presidente andaluz está descubriendo el Estado. «Y a tales horas», como exclamó don Quijote en la aventura ante la jaula de los leones.

Pero no es el único que se topa con tan sensacional hallazgo.En el Ministerio de Sanidad pasa algo parecido estos días: como el documento que permite el acceso al Sistema Nacional de Salud es distinto en cada comunidad, están ideando el ministro del ramo y los 17 consejeros autonómicos un sistema unificado para toda España. Es decir, se hallan a punto de descubrir el Estado, una institución que es hucha del tiempo y, como tal, luce barbas luengas y canosas.

Idéntica emoción inventora se está produciendo en el mismo departamento al comprobar que los calendarios de las vacunas de los niños difieren en cada territorio, pues los hechos diferenciales han acabado afectando a la prevención infantil del sarampión. Así de exigente se muestra a veces la España plural.

Cuando un ciudadano entra en un juzgado no puede imaginar que -en buena parte de España- la oficina que pisa y los oficiales que le atienden dependen de la correspondiente Comunidad Autónoma; el secretario, del Ministerio de Justicia; y el juez ... del Consejo General del Poder Judicial, del Ministerio de Justicia...cualquiera sabe. ¿Tiene algo que ver esta donosa realidad con el hecho de que este personal no se pueda comunicar a través de las redes informáticas y ello provoque inseguridad? Probablemente, pero ¿y los beneficios que aporta toda esta riqueza organizativa a nuestra patria, nación de naciones, espejo del federalismo más avanzado?

Parecido caleidoscopio encontramos entre los demás funcionarios, pues pronto podremos enorgullecernos de disponer de 17 leyes de empleo público distintas, o de materias y contenidos educativos diferentes en cada región española. Y en la enseñanza universitaria, cada facultad está elaborando su propio plan de estudios para facilitar la «movilidad y la convergencia europea». Por su parte, no hay manera de que la Ley de Dependencia eche a andar porque las comunidades ostentan competencias en este sector, un detalle que ignoraban los redactores de la norma. ¿Y qué decir de la política hidráulica, que recientemente llevo a exclamar al presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que «intentar trocear un río es una solemne estupidez»? ¿O de los cambios recientes en la administración del espacio radioeléctrico?

La crisis económica, que anuncia ya un crepúsculo surcado de arrugas, está siendo combatida por los 17 gobiernos con medidas tan descoordinadas que no faltan voces que piden en España la celebración de un G-17 donde alguien coja la batuta para poner orden en el desconcierto de ayudas a la vivienda, al empleo, a los vehículos, al hogar. A su vez, se elaboran presupuestos regionales sin lazo alguno con el nacional...

Quien no es lerdo se vale de las ocasiones que depara el decurso histórico para reflexionar y ajustar conductas y convicciones.Pues bien, ¿no debería aprovecharse el episodio de las licencias de caza para meditar acerca del tipo de Estado que estamos construyendo? ¿No es suficientemente seria la situación económica como para extraer alguna conclusión que nos haga revisar viejos postulados?

Yo creo que sí. El Gobierno ha puesto en marcha un irreflexivo proceso de reforma de los Estatutos sin preguntarse previamente qué estaba funcionando bien y qué mal en nuestros servicios públicos, dando por buenas siempre las pretensiones de los gobernantes regionales -nacionalistas confesos a veces, otras simplemente conversos oportunistas-. Y, sin embargo, nos hacen tan serias señales desde instancias foráneas sobre el deterioro de muchos de esos servicios que unos gobernantes prudentes deberían prestarles atención. Los informes PISA sobre nuestra realidad educativa son demoledores; por su parte, nuestras universidades, tan autónomas y democráticas ellas, ni por casualidad aparecen en lugares destacados cuando de su valoración mundial se trata.

Y, últimamente, nada menos que el Parlamento Europeo acaba de atizar una buena resplandina a las autoridades urbanísticas españolas poniendo en cuestión el modelo sobre el que se asienta el desarrollo de ciudades y costas.

De otro lado, hemos contemplado el espectáculo de los presidentes de las Comunidades Autónomas acudiendo a La Moncloa para plantear sus reivindicaciones financieras: justas, sin duda, destinadas -¿cómo podía ser de otra manera?- a mejorar la vida de los ciudadanos de sus territorios. Y al presidente del Gobierno tratando de contentarlos con la creación de tantos fondos que acabaremos añorando el castizo y caciquil fondo de reptiles. Ante este panorama, la pregunta que muchos nos hacemos es: ¿por qué el presidente no se interesa nunca por la forma en que sus colegas regionales gastan sus dineros? Porque, a lo mejor, se descubre ahora que haber creado una Universidad por cada provincia es una prodigalidad sin justificación alguna. O que la política hospitalaria se rige por criterios de dudosa racionalidad. O que hay demasiados coches oficiales o demasiados asesores y gabinetes, o demasiadas empresas públicas, televisiones, consejos consultivos y órganos administrativos de cuestionada utilidad, etcétera.

¿No se puede hablar de todo esto? Y sobre todo, ¿no se debería hablar antes de proceder a reformar Estatutos de Autonomía o buscar nuevos cauces de financiación para las regiones? ¿Por qué el Gobierno de la nación no utiliza las armas de que dispone para comprobar la racionalidad del conjunto del modelo administrativo y de gestión pública que se está construyendo?

Si no queremos sucumbir en el desbarajuste, tal modelo es indispensable que exista, siendo el Gobierno, como custodio del interés general de España, y las fuerzas políticas que han de ser convocadas a un pacto, los llamados a velar por su vigor y energía ordenadora.Si miramos hacia atrás en la historia, comprobamos que los Austrias implantaron un modelo administrativo y un sistema de gobierno, lo mismo hicieron los Borbones, y la revolución liberal trajo otro asentado en una concepción determinada del papel del Estado.

La época que estamos viviendo ¿cuenta de verdad con un modelo de gestión pública? ¿O simplemente se va haciendo esto o aquello en función de la coyuntura o de las vigilias propiciadas por los votos en tal o cual ocasión parlamentaria?

Este es el problema que debemos plantearnos. Sin sectarismos ni esas groseras descalificaciones que pasan por cargar en el debe de la derecha todos los males ni los bienes en el haber de la izquierda (o viceversa). Aunque sólo sea porque ambas opciones han sido y son responsables de lo bueno y de lo malo que ha acontecido en España en el último cuarto de siglo: de los resplandores de los aciertos y de las sombras de los desaciertos. Entre estos últimos se halla claramente el navío averiado de una Administración ineficaz y cara, de un Estado cada vez más inerme, rebajado al deslucido papel de coordinador de territorios que ganan músculo, fuerza y potencia. Un Estado fragmentado y esqueletizado.

Ya que hablamos de caza, se impone pedir licencia para cazar el animal salvaje del despilfarro.

Francisco Sosa Wagner es catedrático de Derecho Administrativo y candidato de UpyD al Parlamento Europeo. Su próximo libro -de inminente publicación en Marcial Pons- se titula Juristas en la Segunda República.


EL RUIDO DE LA CALLE
RAUL DEL POZO
La familia

Esta mañana los mirlos se hacen dueños del jardín dando saltitos, luego construyen sus nidos en forma de taza. Algunos puretas felices llevan a sus descendientes a la guardería cumpliendo la promesa bíblica: corona de los viejos son los nietos. Es que la familia aún gobierna la organización de emociones. Me llega Diario de Jesús Neira, una crónica literaria escrita por el malvado republicano Javier Esteban, narración de una familia como supervivencia y esperanza. Espero la entrevista que le hará esta noche Gloria Lomana a Neira, héroe de nuestro tiempo.

Cada vez que repito versos ingleses -escribe Borges- los repito con la voz de mi padre, empecé a perder la vista desde que nací, mi padre murió ciego, mi abuela murió ciega, mi bisabuelo murió ciego. La familia transmite estigmas y estructuras de conducta que desbordan los límites de la conciencia. El destete fija el psiquismo no sólo individual sino colectivo. ¿Qué son nuestros partidos sino familias? Miren, si no, a nuestra derecha. Vuelve vestida de Milano para ser bendecida por los obispos de casullas de seda. Escribe Lucía Méndez que se hacen el álbum para recordar las ocasiones en que todos coinciden, una desgracia o una boda. Son una estampita contra la poligamia, el infanticidio y la promiscuidad sexual, una institución de la propiedad privada y el Estado, más ahora que el grito es: come de tus padres hasta que puedas comer de tus hijos.

¿Qué es España sino una familia? Recuerden a María Cristina de Borbón, sobrina carnal del rey, sonrisa dulce, buen tipo, ojos grandes y oscuros. Fernando VII, el rey felón, le escribía cartas diciéndole «Cristina, pimpollo mío, salero de mi vida». Luego murió el monarca y la viuda conoció a uno de Cuenca que era capitán de su guardia, Agustín Fernando Muñoz. Fue un flechazo. La enlutada en su carroza sufrió un sangrado nasal, su capitán le cedió el pañuelo guiñándole el ojo.

Nunca una tralla, cabalgadura o polvo -ni el de Godoy- lució y se multiplicó tanto. Nombraron al gigoló grande de España, teniente general. El colocó a todos sus familiares; a unos los hizo marqueses, a otros los metió en un estanco o de serenos. Es la fuerza de la familia, la cepa, la sangre que funciona desde que los familiares del Santo Oficio acompañaban a los inquisidores, a caballo o a pie, con el solo requisito de tener sangre limpia y que no fueran zapateros, cocineros o sastres.

Las fotos me recuerdan a las de la N'drangheta calabresa, cuando se reúnen todos en bautizos o cuando arrestan a uno de sus hermanos. Me dice Ortega desde el anaquel que familia es un círculo cerrado de espaldas a la sociedad y contra ella. Sigo mirando a los mirlos que silban amor con sus picos escarlatas y veo pasar a los emigrantes de ojos abatidos.

Hasta los pájaros están ya hambrientos



CANELA FINA
LUIS MARIA ANSON
La insoportable levedad del ser marianista


Mariano Rajoy fue un ministro diez. Es un formidable gestor. Hubiera sido un gran presidente del Gobierno. Aznar sabía que no era un buen candidato pero cuando le nombró las encuestas marcaban catorce puntos de diferencia entre el PP y el PSOE. Era septiembre del año 2003. Rajoy se dejó jirones de credibilidad en las alambradas de las elecciones generales del año 2004, en parte, sólo en parte, a causa de la maniobra política que el periódico adicto orquestó sobre el 11-M. Cuatro años después volvió a salir derrotado ante un hombre de escaso relieve, muy lejos de la musculatura política de Felipe González.



Mariano Rajoy debió dimitir la misma noche de su segunda derrota.Eso hubiera sido lo democrático. No quiso hacerlo porque Génova se ha convertido en el Ministerio de la Oposición y su entorno y él mismo quisieron conservar el poder genovita. Ahora sus incensarios lanzan las campanas al vuelo por la victoria en Galicia y tratan de humillar a los que desde dentro del partido clamaban por el relevo de Rajoy. Bueno, es lógico que así lo hagan. Pero con otro presidente -Rodrigo Rato o Alberto Ruiz-Gallardón, por poner dos ejemplos- el PP hubiera obtenido un resultado más holgado en Galicia y mucho mejor en el País Vasco.

Con cuatro millones de parados sobre las espaldas de Zapatero, con una recesión económica de caballo desbocado, con los horizontes económicos cada vez más tormentosos, hasta Rajoy puede ganarle unas elecciones al presidente circunflejo. Ni a Fernando VII le ponían carambolas tan fáciles. No se puede plantear a la oposición una situación más favorable para ganar como la que tiene Rajoy y así se ha podido comprobar en Galicia.

Pero menos campanas al vuelo por la victoria gallega. Es insoportable la levedad del ser marianista. Hay al menos cuatro o cinco líderes populares que hubieran mejorado el resultado de Rajoy tanto en Galicia como en las provincias vascongadas. El único argumento serio para que siga el actual presidente es éste: la lucha intestina en el PP no beneficia a los intereses del centro derecha y lo mejor es cerrar filas en torno a un político, excelente en la gestión aunque no sea un buen candidato; peor sería meterse en el aquelarre de su derribo y desmonte. No me sumo, en fin, a los que quieren terminar con Rajoy aun a costa de desestabilizar al centro derecha español.

En todo caso, habrá que contener la euforia agresiva de unos y la ira incontenida de otros. Las elecciones europeas llaman a la puerta y Rajoy sabe que en ellas vuelve a jugarse su candidatura a la presidencia. Compite en el mejor momento posible con un Zapatero desarbolado, desconcertado, que no sabe qué hacer ni cómo hacerlo.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.

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posted by epesimo @ 9:57 AM

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